Ya huele a primavera en Málaga, y tras el mes de intensas lluvias ha llegado el momento de adecentar el taller, alguna humedad por aquí, otra mancha de tintes por allá nada que una buena mano de lija y pintura no pueda arreglar.
También es tiempo para aprovechar y tirar todas esas «cosas» que vas acumulando para una obra de arte textil (aunque mi familia dice que es el principio de un sindrome de Diogenes en toda regla) que últimamente no llega a cuajar. Inicio de primavera para coger el resto de la temporada renovada. Seguro que con el taller recién «estrenado» las ideas para nuevas creaciones de pañuelos de seda y abanicos de crepe de china llegarán.