He de reconocer que tengo algo abandonada mi vida virtual, pero la real es mucho más gratificante aunque a veces duela, como sucede ahora. Buscando salir un poco del bucle que marca la guerra, que más alla de que es una invasión y que mueren chavales por los designios de un dictador, encontre la tribu Mursi con sus tres familias en el sur oeste de Etiopía. La que me ocupa es la Suri, gracias a una fotógrafa australiana.
Pero como si indagas un poco más descubres que esa belleza natural, esa elegancia en el porte oculta cicatrices. Las de otra guerra olvidada, que provoca desplazamientos y competencias. Una guerra que en unos casos surge por los desplazados por otras desde Sudán y otras por la codicia del «hombre blanco» y sus recursos. Una de las aldeas que acogía unos 150 individuos fue masacrada como aviso a navegantes. Una aviso de lo que pasaría si seguían oponiendo a una mina de oro que primero americanos, luego rusos y finalmente chinos explotarán en nuestro nombre. Fue en el 2013 y nadie oyó su grito, ni siquiera esa bienintencionada ONG Holandesa que años antes les expulso de su territorio para realizar un Parque Natural Protegido, Ayy esas buenas intenciones que caras resultan a veces.
Esas guerras olvidadas de Etiopía; Somalia, Eritrea, Sur Oeste u hoy mismo la de Tigray. Triste destino el de África en la que se mezcla la codicia de sus dirigentes y la de americanos, rusos o chinos. que más da.
Pero bueno, dejemos las penas y disfrutemos su elegancia y belleza.






Que colección más bonita y que historia más triste, espero que siga creciendo
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